Los dragones invaden la
tierra... y dentro de la tierra, ya han invadido la Web. Basta con hacer una
búsqueda simple en Goggle o en cualquier otro buscador para que cientos de
miles de páginas (exactamente 1.190.000 solo en las páginas en español de Goggle,
462.000 en las páginas “solo de España” !24.200.000 en la Web!) empiecen a
desfilar sin que tengan mucho que ver con lo que nos interesa.
Si las echamos una
ojeada rápida, vemos que una buena parte usan la palabra Dragón haciendo
referencia a objetos que nada tienen que ver con el motivo de nuestro interés –
ordenadores, coches, gafas o bandas de música -.
Otro grupo lo forman
páginas que se dedican a juegos de todo tipo en los que también se usan la
palabra dragón más o menos apropiadamente. También hay las que se dedica a los
dragones modernos – que desde los años 60 han ido invadiendo la moderna mitología
de la literatura y de la obra fantástica en general. Pero muchas menos – y esas
son las que me interesan – tratan al dragón desde sus otras dos vertientes:
histórica y biológica.
Curiosamente, entre las
más interesantes que he encontrado es la página que la Wikipedia – una
enciclopedia gratuita – dedica al tema del dragón. La pena es que parece que
está compuesta por varios autores lo que hace que su lectura sea algo caótica o
al menos dé esa sensación en un primer vistazo.
Empezando por el principio,
y conociendo la importancia del tema en nuestro universo de mundos paralelos, el
artículo empieza hablando sobre los nombres del dragón, “En la mitología europea el dragón es una criatura legendaria con forma
de de serpiente. La palabra latina Draco, como en la constelación DRACO, viene
directamente del griego “δράκων” (drakón). El dragón es
también conocido por el nombre nórdico “ormr”. En el Inglés antiguo, “wyrm”
significa “serpiente” y “draca” significa “dragón”. Aunque es una criatura
alada, el dragón normalmente se encuentra en su cueva subterránea, cueva que lo
identifica como una antigua criatura de la tierra, como la mítica serpiente que
era fuente de conocimiento incluso en el Eden. “
Pero de donde viene el
nombre Dragón?
“La palabra “dragón” viene del griego drakon” que originalmente
significaba “el que ve” o “el que destella” de la raíz del verbo “derkomai”-
Veo. La palabra puede referirse originalmente a un tipo de serpiente con
brillantes escamas. Al menos se conoce un texto griego en que en la misma línea
un poeta llama al mismo animal serpiente y drakon.”
Posteriormente vuelve al
tema “Aunque la palabra latina es draco –
draconis, algunos estudiosos suponen que la palabra dragón viene del noruego
antiguo “draugr” que significa literalmente un espíritu que guarda el túmulo
funerario de un rey. Como esta imagen de un espíritu guardián vengador se
relacionó con una serpiente respira-fuegos no está claro. Muchos otros creen
que la palabra dragón viene del verbo griego “derkesthai” que significa “ver”
refiriéndose ala legendaria agudeza visual del dragón. De todos modos, la
imagen serpentiforme del dragón era ya común al menos en torno al siglo 8, cuando
se escribió la leyenda de Beowulf. Aunque en la actualidad asociamos dragones
con fuego, en la leyenda medieval estas criaturas estaban generalmente asociadas
con agua, guardando los manantiales o viviendo cerca o bajo el agua”.
El dragón actual tiene
las siguientes características: “El
dragón contemporáneo se describe habitualmente como una criatura gigante,
escamosa y cornuda, similar a los dinosaurios, con alas de cuero y la capacidad
de exhalar fuego. A veces aparece con alas emplumadas, crestas, melenas ígneas,
y colores exóticos. Iconográficamente, es el resultado de combinar los dragones
Chinos con el occidental.
Muchas historias modernas le representan como una criatura inteligente
que puede hablar, asociado con la magia más poderosa (y en ocasiones señor de
la misma). La sangre del dragón tiene también propiedades mágicas (por ejemplo,
permitió a Sigfrido entender el lenguaje de los pájaros del bosque). El dragón
característico protege una cueva llena de oro y tesoros y a menudo se asocia
con un gran héroe que intenta asesinarle, aunque los dragones pueden ser
descritos en las historias de tantas formas distintas como el ser humano.”
Pero las raíces del dragón se hunden en lo más
profundo de la historia. Así los encontramos tanto en el Extremo Oriente, donde
menciona el dragón de la Puerta de Isthar en Babilonia, del siglo VI a.C. en
Babilonia, (aunque a mi juicio son más interesantes los que aparecen en los
monolitos de donaciones de tierra de Asur, donde los dragones presentan un
aspecto decididamente moderno y además están vinculados con la función de
guardián y delimitador que tenían estos monolitos), y la leyenda del dragón
adorado por la corte de Ciro el Grande, que fue muerto por el profeta bíblico Daniel
al darle de comer un amasijo de brea, grasa y pelos.
Por otro lado, la Grecia
prehelénica era un mundo de animales fantásticos – esfinges, centauros, grifos,
monstruos, cíclopes, etc, de los que varios de ellos eran dragones propiamente
dichos. Por recordar alguno mencionaremos:
·
El Dragón que guardaba el Vellocino de Oro en la
Cólquide, al que se enfrentó Jasón y sus Argonautas con la ayuda de Medea.
·
Ladón, de cien cabezas, que guardaba las
manzanas de Oro de las Hespérides por la zona de Cádiz –
·
La Hidra de Lerna, de nueve cabezas, muerta por
Hercules en uno de sus trabajos aunque para lograrlo tuvo que pedir ayuda a su
paje.
·
El Dragón guardián de la fuente de Ismene, en
Tebas, que asesinó a los compañeros de Cadmo y de cuyos dientes, sembrados en
la tierra, surgió la raza humana que habitó Tebas. Este dragón era, además,
hijo del dios de la guerra, Ares.
·
La propia Pitón – dragón hembra que daba sus
oráculos en Delfos hasta que fue muerta por Apolo en una de sus primeras hazañas
por haber perseguido a Letona, la madre de éste. Apolo no solo mató a Pitón y a
su consorte sino que además se quedó con el santuario y siguió dando oráculos
de la misma forma que antes lo hacía Pitón.
En la cultura
helenística y a traves de ella en el mundo romano, se unen los dragones
helénicos y del próximo oriente. Y de esta unión los dragones se extienden por
todo el mundo conocido. Aunque en Roma no hay dragones conocidos, dos legiones
de la época del Imperio tuvieron como signum un dragón: “Un dragón romano tardío ciertamente era de origen iranio: en el Imperio
Romano, donde cada cohorte militar tenía un emblema identificativo particular
la enseña del Draco entró tras las guerras Dacias y Partas de Trajano en
Oriente, con la Cohors Sarmatarum y la Cohors Dacorum. Era un gran dragón
colocado al final de una lanza con las mandíbulas plateadas abiertas y el resto
del cuerpo de seda coloreada. Con las mandíbulas abiertas hacia el viento, el
sedoso cuerpo se inflaba y tremolaba.” La verdad es que la imagen es
francamente bonita, y me extraña no haberla encontrado plasmada aún en alguna
de las historias que tanto beben de las fuentes clásicas.
Pero si los dragones eran originalmente seres de agua se vincularon con
las cuevas y las altas montañas de tal modo que se extendieron pronto por todas
partes y los encontramos en casi todas las zonas montañosas de la vieja Europa.
Entre los más curiosos,
se deben señalar los dragones de Bulgaria: los
dragones en la mitología búlgara son masculinos o femeninos, y cada género
tiene una actitud distinta hacia la humanidad. El dragón femenino y el dragón
masculino, a menudo vistos como hermanos, representan distintas fuerzas de la
agricultura. El dragón hembra representa el tiempo áspero y es destructor de la
cosecha, enemigo de la humanidad, y en batalla perpetua con su hermano. El dragón
macho protege las cosechas de la destrucción y es normalmente amante de la
humanidad. Fuego y agua juegan un gran papel en las tradiciones draconiles
búlgaras, con la hembra con caractéres acuáticos y el macho generalmente una
criatura ígnea. En la leyenda búlgara, los dragones tienen tres cabezas, alas y
cuerpos de serpientes.
En el folklore de Rusia, Bielorusia y Ucrania los dragones son
normalmente malvados, bestias con cuatro patas y escasas – si es que tienen
alguna – cualidades redentoras. Son inteligentes pero no mucho, por lo que a
menudo imponen tributos a pueblos o villas, exigiendo doncellas para comer, u
oro. El número de sus cabezas varía de una a siete – y a veces más – siendo los
de tres y los de siete los más comunes. Las cabezas vuelven a crecer salvo que
se cauterice el cuello con fuego. La sangre de dragón es tan venenosa que
incluso la Tierra rehúsa absorberla
Entretanto, el mundo
celta tenía su propia raza de dragones:
La mayoría de los dragones celtas tienen una apariencia similar, con aspecto de
gusanos, sin piernas, aunque a veces son alados y tienen mordisco o aguijones
venenosos en vez de exhalar fuego.(excepción es el Dragón Gales, que adora la
bandera galesa y ha representado a Gales desde hace siglos).
Los dragones celtas a menudo representan la soberanía, como en la
palabra “Pendragon” que quiere decir “jefe”.
La llegada del
cristianismo supuso un cambio en el significado del dragón: El Apocalipsis de San Juan – un libro
griego, no romano – describe a Satán como a “gran dragón, rojo llameante, con
siete cabezas y diez cuernos”. Si mucha de la inspiración literaria de Juan es
greco-hebrea, su Dragón – como su Satán – son más bien llegados a traves de
Persia. Tal vez nuestras distinciones entre dragones orientales y occidentales
sea arbitraria.
Otras leyendas europeas sobre dragones incluyen la de San Jorge y el
Dragón, en la que un bravo caballero vence al dragón que tenía una princesa
cautiva. Esta leyenda es tal vez una versión cristianizada del mito de Perseo o
del dios frigio Sabazios que venció a la serpiente ctónica, pero sus origenes
son obscuros. San Jorge es el patrón de Inglaterra.
Si bien los dragones en los libros de la Edad Media tardía los
presentan como emblemas de avaricia su supervivencia en la heráldica demuestra
que había más en los dragones que simple avaricia.
En Cataluña, cuyo patrón
es también San Jorge, hallamos los Drac -
básicamente una enorme serpiente con dos patas
- raramente cuatro – y a veces un par de alas. Como en otros lugares, el
rostro del dragón puede ser similar al de otro animal como un león o un toro.
Como es normal, los dracs expelen fuego que consume todo lo que toca. También
pueden emitir un fétido olor que devasta todo lo que toca. Y los “Vibria” o “vibra” – un dragón femenino con dos pechos, dos
garras y pico de águila.
No se mencionan en
cambio en la enciclopedia los cuélebres de Asturias, que también tienen un gran
interés. Según el Bestiario Mágico de Jesús Callejo, que recomiendo como
altamente interesante, el cuélebre es una especie de serpiente de gran tamaño
con cabeza y alas de murcielago y cuerpo de color verde y rojo. Sus escamas
eran tan duras que rechazan las balas y sólo se les podía dar muerte
hiriéndoles en los pliegues del cuello o garganta, o dándoles de tragar algo
indigerible. Como dato curioso, cuando el cuélebre es viejo se va volando a la
mar salada donde habitan en el fondo custodiando los montones de riqueza que
hay allí.
Para cerrar este artículo, citaré al inmortal e inefable Borges. En su
Libro de los Seres Imaginarios empieza el capítulo sobre el dragón con las
siguientes palabras: “El dragón posee la capacidad de adoptar muchas formas,
pero estas son inescrutables”.
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