El domingo pasado conocí esta pequeña maravilla, que aconsejo a todos los belenistas reverenciar por la calidad de escultura y pintura. Es obra de fines del siglo XIX esculpida por Doménec Talarn y Ribot y policromada por nada menos que Mariano Fortuny, al que Doménec ayudó a convertirse en el genio que hoy conocemos.
Fuera de la Memoria de Papel, estoy seguro que estas figuras enamorarán a todos los que las vean como lo han hecho conmigo.
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