Aprovechando un corto viaje, he conocido el castillo de Buñol, ciudad que creo que por desgracia sólo es conocida por su tomatina. Si no han estado, lo recomiendo. Está en restauración y merece la pena, aunque como no mejoren las indicaciones para llegar a él les va a costar encontrarlo.
En un bar donde tomamos un café me llamaron la atención estos sobres - en este caso con tema filosófico y sin marca conocida, por lo que los denomino con su lugar de origen.
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