En el principio fueron las calcamonías. Y a base de agua - o saliva - y empeño, decorábamos los cuadernos, los muebles, los baldosines de la entrada o de la cocina y hacíamos el mundo, en fin, algo más colorido. Luego llegaron los transfer, y era dale que te pego con el boligrafo o el lapiz para lograr que se pegaran donde correspondía, y la verdad es que recuerdo muchos con cariño, como los de Lucky Luke u otros que representaban batallas del Oeste y donde daba igual la perspectiva... era nuestra imaginación la que mandaba.
Este que presento hoy es algo tardío para mí ya que data del año 79. Encontré dos - el bosque y la selva - en el mismo montón del Juego de la Arquitectura, y por supuesto la tentación fue demasiado grande.
De momento los presento en su virginal entrega, con los transfer aún no pegados... no se lo que aguantaré hasta mojar el lápiz y, con la lengua fuera, completar el paisaje poniendo a los animales en su sitio.
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