Dentro de los tebeos que "sorbía" avidamente cuando era niño, siempre había pasatiempos simples que valían justo para eso: para pasar el tiempo. Lo normal en mi caso era leer el tebeo sentado en cierto lugar a solas - del que a veces salía con mis piernas dormidas por el tiempo que había pasado allí - y luego tumbarme boca abajo en el suelo y sacando la lengua para concentrarme mejor y seguir las líneas de puntos y descubrir el dibujo escondido, o, como en este caso, rellenar las áreas de color para que luciera la escena que se supone estaba escondida dentro del múltiple laberinto de líneas entrecruzadas.
En este caso el dibujo es de un tebeo ingles de los años 60 del que hace poco cayeron en mi mano varios ejemplares - de nuevo en el puesto que hay los domingos frente a mi casa - y me parece lo bastante bonito como para ponerlo aquí.
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